Los proyectos seleccionados en la categoría documental del Programa de Creadoras han sido Aprender el cuerpo, bailar el mundo, de Toñi Martín; Ellas en la ciudad, de Reyes Gallegos y La casa, de Cristina Arenas
Aprender el cuerpo, bailar el mundo ha sido seleccionado por «su capacidad de hacernos reflexionar sobre cuestiones tan universales como poco exploradas desde el audiovisual»; La casa por «su capacidad para partir de una vivencia personal para conectarnos con un problema colectivo» y Ellas en la ciudad por «su necesaria manera de entender los espacios que habitamos las mujeres».
Ellas en la ciudad, de Reyes Gallegos
Ellas en la ciudad es un proyecto sobre la vida cotidiana de las primeras pobladoras de los barrios de la periferia. Las que “tiran del carro” día a día y dibujan el paisaje cotidiano de nuestras ciuda- des. Ellas construyen a diario un patrimonio inmaterial, con sus macetas, sus carritos de la compra, sus andadores, sus peinados de peluquería, sus vestidos de ores. Sin embargo, en sus barrios predomina el asfalto, el ruido, las bolsas de aparcamientos y los obstáculos urbanos heredados de una planicación funcional que priorizó el trabajo productivo frente al reproductivo. Ellas hablan y cuidan a sus vecinas. Caminan aún sin encontrar sombras, bancos, o lugares agradables para la socialización. El documental de #ellasenlaciudad también será un viaje para soñar con cómo habría sido una ciudad imaginaria diseñada por Ellas, y un viaje hacia el futuro de nuestras ciudades. Porque vivir en una ciudad pensada para las personas influye directamente en nuestra felicidad. Las ciudades que conocemos fueron diseñadas hace medio siglo alejadas de las necesidades cotidianas, del desarrollo personal, social y cultural; de la vida. Aún hoy el coche sigue privatizan- do y contaminando más del 70% de nuestras calles. No hay espacios dedicados a la cultura en nuestros barrios. La mayoría de ellas han luchado por un barrio mejor para sus hijos e hijas. Ellas tienen un valor fundamental para la historia de nuestros barrios que apenas se conoce, como el de tantas mujeres en la historia. Es necesario realizar el trasvase de conocimiento y puesta en valor de esa mirada de género como parte de nuestro patrimonio a través de este proyecto.
Aprender el cuerpo, bailar el mundo, de Toñi Martín
Luz Arcas, directora escénica andaluza, bailarina, coreógrafa y fundadora de la compañía de teatro La Phármaco, es Premio ‘El Ojo Crítico’ de Danza de RNE 2015, Mejor Intérprete Femenina de Danza en Premios Lorca 2015 y finalista Mejor Intérprete Femenina de Danza en Premios Max 2017 y 2022. Ha trabajado en países como El Salvador, Guinea Ecuatorial, República Dominicana, etc.
En sus talleres impartidos por todo el mundo, en sus escritos teóricos, en sus piezas escénicas tanto en solitario como colectivas, dos conceptos básicos se alzan y sobresalen con fuerza “domesticación” y “resistencia”. Asistir a cualquiera de las representaciones de Luz Arcas es tropezarnos de forma tan inesperada como inevitable y violenta con nuestro cuerpo arrebatado y su memoria olvidada. El largometraje documental, Aprender el cuerpo, bailar el mundo nace ante todo de la necesidad de recuperar nuestro cuerpo como forma de “resistencia” frente a la “domesticación”.
Nuestra protagonista es Amaya Guerrero Martín, una mujer de 55 años, de la localidad de Algeciras. Asistenta, limpiadora y cuidadora de mayores a tiempo parcial. En enero de 2023, Amaya Guerrero fue una de las vecinas de Algeciras que asistió al taller, Todas las santas, impartido por Luz Arcas, La Phármaco, y organizado en doce sesiones.
Este grupo de trabajo estuvo integrado principalmente por vecinas y vecinos de Algeciras, y de él surgió una muestra, pieza escénica y audiovisual colectiva. Amaya se encontró de pronto con un cuerpo al que había vivido de espaldas casi toda su vida. Tras la experiencia proporcionada por este taller, Amaya siguió con su vida anterior. Dedicada a su trabajo como asistenta y cuidadora de cuerpos exiliados por enfermedad o por vejez. No obstante, algo en aquellas doce sesiones teatrales había despertado su memoria física, colectiva, había despertado el cuerpo -también exiliado- al que había vivido ajena toda su vida. Algo había cambiado para siempre en su forma de relacionarse con el mundo.
El 10 de marzo de 2023, en el Centro Escénico del Estrecho, en Cádiz, Amaya asiste a la representación de la pieza, Todas las santas, creada por Luz Arcas e interpretada por Egly Larreinaga y Alcia Chon. Tras ver la representación con el mismo título que aquel taller en su barrio de Algeciras, la vida de Amaya experimenta un nuevo y definitivo giro para dar un comienzo inesperado. A partir de ese momento, Amaya decide compaginar su trabajo y su familia, para seguir en adelante los talleres impartidos por Luz Arcas. El largometraje documental, Aprender el cuerpo, bailar el mundo, sigue a Amaya Guerrero en su viaje y explora su proceso personal de inmersión completa dentro del cuerpo propio y colectivo, a través de los diferentes workshop de Luz Arcas. El viaje iniciático de Amaya Guerrero para descubrir su cuerpo y su memoria olvidada. Nuestro documental indaga en los conceptos básicos de “domesticación” y “resistencia” trabajados por Luz Arcas en sus propuestas escénicas, a través del caso personal de Amaya Guerrero y su propio proceso de autodescubrimiento y autorrevelación.
Aprender el cuerpo, bailar el mundo, sigue a Amaya Guerrero, mujer de 55 años, cuidadora de enfermos y ancianos, quien tras asistir a un taller de Luz Arcas en Algeciras, decide dar un giro a su vida e iniciar un proceso de búsqueda en su propio cuerpo. El documental explora su proceso personal de inmersión completa dentro del cuerpo propio y colectivo, a través de diferentes talleres de Luz Arcas.
La casa, de Cristina Arenas
En este documental realizamos un viaje al pueblo, antes y después de tener la casa. Volvemos a conectar con las raíces y, ya de paso, con todo el proceso a través de este proyecto y los testimonios, en las que aparece mi madre, Paqui Ayala, mi hermana, Eva Arenas, y yo misma, Cristina Arenas, siendo también yo las que les hago las entrevistas en un espacio de intimidad sin mucha más preparación que el presente, algunos focos, una cámara y unas cuantas preguntas. Comenzamos introduciendo los orígenes del embrollo, situando el conflicto o, dicho de otra manera, de quién era la casa y cómo empieza a desmoronarse el asunto en términos personales, familiares y burocráticos: una hipoteca insalvable, un matrimonio violento, un divorcio turbulento y muchas deudas. A continuación, comenzamos a exponer la experiencia del desahucio, las circunstancias en las que estábamos, entre la pandemia y el cáncer sin buen pronóstico, y cómo el banco lo ejecuta, la experiencia del desalojo, las ilegalidades, las violencias y el desamparo. Por último, las trabas del banco para recuperar la casa y tener un techo donde caernos muertas, más o menos literalmente, y todo el proceso en el que la conseguimos recuperar invirtiendo dinero de más, muchas energías y malestares y más de una maniobra burocrática.